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EL PROFETA Y SUS DEVOTOS

 

 

uando   el  profeta   Mahoma  estaba una vez hablando

con un  grupo  de devotos discípulos, preguntó a  cada uno de ellos, por turno, que es lo que poseía. Hazrat Humar, contesto:

 

         “Oh profeta, tengo una mujer e hijos, un poco de dinero y muchas posesiones mundanas, como es natural”.

 

         Todos los demás contestaron más ó menos en el mismo tono, hasta que llegó el turno a Hazrat Alí. Este habló y declaró:

 

         “Señor, mis únicas posesiones son Dios y el Profeta, fuera de éstas, no tengo nada”.

 

         Mohan se dirigió entonces a los sacerdotes diciendo:

 

         “Sabed hermanos míos, que Hazrat Al, conoce la verdad. Las posesiones mundanas cuentan muy poco. Solamente las tenemos un limitado de tiempo. No van con nosotros al mundo del Más Allá. El apego a ellas nos conduce al dolor y sufrimiento”.

 

         “Esto es el destino de quien sigue los caminos del mundo obedeciendo sin vacilar los requerimientos de sus desbocadas mentes. Los Devotos de Dios han retirado por completo sus apegos de las gentes y las posesiones del mundo. Están siempre entregados a la contemplación de su Amado y han transcendido esta región de nacimientos y muertes”.

 

Algunos sufren a causa de su cuerpo,

a otros, es la mente la que enferma,

de otros, la plaga es la riqueza.

Dice Kabir: todos sufren. Feliz es

Tan solo el Siervo del Señor.

 

                                                              Kabir.

                           

              

Mientras el hombre aclame por el Yo y por lo

Mío, sus trabajos nada son.

 

Cuando todo amor por el Yo y por lo Mío

Muerto sea, hecho estará el trabajo del  Señor.

 

                                       Kabir